lunes, 7 de julio de 2014

Intelijencia

Reconozco que llevo poco tiempo detrás de él. Captó mi curiosidad cuando me enteré de que los de su generación le llamaban Miss Poesía. Unos capullos, pensé. En cambio Juan Ramón Jiménez, con sus horarios de trabajo diario tan exactos pero holgados; sus minutos dedicados al envío de paquetes a su madre y hermana; o sus noches de estudio de otros idiomas, me pareció una persona interesante. Y de repente, tan pulcro, sale con eso de la jota. Todos necesitamos romper cosas, para decir que no soy esa, ni aquella, que soy yo. Pues él es su intelijencia.

Las razones por las que voy a seguir adelante son suyas:

"¡Qué ternura tiene el pobre
sol para las hojas secas!"

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"Pero habrá estrellas y flores
y suspiros y fragancias
y amor en las avenidas
a la sombra de las ramas".

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"¿Tienes una ilusión que cantar al olvido?
¿una nostaljia eterna que mandar al ocaso?
¿un corazón sin nadie, tembloroso, vestido
de hojas secas, de oro, de jazmín y de raso?"

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"No sé con qué decirlo,
porque aún no está hecha 
mi palabra".

Y, de repente, en medio del vagón, me encuentro con esto. Lo leo, y lo dejo para luego. Lo vuelvo a leer:

POEMA
"¡No le toques ya más,
que así es la rosa!"


Y acabo, bueno, acaba él:

"Quiero quedarme aquí, no quiero irme
a ningún otro sitio".

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