lunes, 25 de julio de 2011

Cada loco con su tema

Maneja movimientos desacompasados. Sentado en la terraza del bar habla por castigo. Se dirige a nadie, a mí, a la camarera. Tiene discurso para todos. Se me vuela el periódico y también increpa al aire. Tomo el café al compás de su verborrea. La camarera le advierte y lo desafía. Se nota que es un viejo juego. Él le pregunta con desprecio que cuánto es. Tiene una cerveza en la mesa. "Cincuenta euros", le dice la chica. Él vuelve de la locura: "Eso no es". Y ella le responde: "¿Qué cuánto quieres pagar?". El amigo, ahora sí, se hace el loco. Y como si brindara el último toro de la tarde, la señala con la mano y le riñe: "Te quiero a ti".

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