miércoles, 26 de noviembre de 2008

Las segundas partes siempre fueron inevitables

Llevo noches -insomnio- dándole vueltas a volver. Retomar el principio, ahora que todo vuelve a empezar. Abro esto a oscuras, de noche, como si estuviera entrando a robar en mi propia casa. Es un volver a regañadientes, porque me puede la vanidad y la necesidad de expresión. Yo no tengo libertad todavía. "Habría que pensar qué quiero hacer con este local que me he comprado", me digo mí misma. Pintar, decorar, redefinir,... Pues nada de eso.
Abramos la puerta, pues, a ver quién entra y me dice quién soy.